Testimonio
Un día me di cuenta que ya no estaba sana. Estaba sola
en mi oficina y me sentía muy mal,
comencé a llorar sin saber precisamente que sucedía. Poco a poco mi condición
física y emocional se fue demeritando sin darme cuenta. Me dolía todo. No podía
mover mis manos, me dolía estirar el brazo para tomar el teléfono o la pluma y
hacer una anotación ni hablar. Mi razonamiento se nublo, mi mente se adormeció,
ya no podía levantarme por las mañanas para ir a trabajar, el insomnio,
migrañas, los músculos de mi cuerpo se estaban quemando, ardían. Y vino la
depresión por la falta de salud.
Que paso? En qué momento perdí el equilibrio? Así que comencé
la búsqueda de la salud. Muchos análisis, muchos médicos, muchos medicamentos
que terminaron por ocasionarme hipertensión y sobrepeso. Con 27 años de edad ya
sentía como si mi tiempo de vida se hubieran agotado.
Después de dos meses de análisis y médicos diferentes el diagnostico medico fue fibromialgia… Oh Dios, que es esto? Y además, es incurable. Un padecimiento
crónico con el que debería aprender a vivir.
Ahora si estoy en la olla de los frijoles!, pensé.
Todos los días, tres veces al día, me tomaba un puñado de
diez medicamentos diferentes, prescritos por los mejores especialistas en el
país (en reumatología), que no sabían de fibromialgia y apenas empezaban a
escucharla. Hasta que harta encontré una posible solución: medicina Unani, homeopatía,
meditación, Reiki y la comprensión paulatina de lo que pasaba conmigo. Aprendí
a tener buena actitud ante la enfermedad, aprendí el arte de vivir. Aprendí a
programar y educar mi mente para aceptar solo aquellas ideas que me llevaran a
la salud. Elegir mejor las emociones que me permito sentir.
Solo así, con todas las ganas de estar bien, fue que conseguí
el equilibrio. De nuevo, sin dolor, sin depresión, y con una nueva vida, sana y
renovada, mi mente reluciente, mi corazón sano y agradecido. Gracias a todos
los médicos y profesionales que me ayudaron a encontrar mi equilibrio, mi
salud, la felicidad.
En general, los médicos no lo creen. Es por lo que comparto
este milagro de vida. No solo estoy sana, la vida me ha regalado un maravilloso
esposo con quien puedo disfrutar la vida, y aun mas, he tenido el privilegio de
poder ser mama y cuidar de nuestro precioso bebe. Mi vida es más que normal, es
maravillosa, todas las técnicas para conservar la salud que he aprendido siguen
soportando mi vida como fuertes pilares de conocimiento, valor, sabiduría,
equilibrio y belleza.
Con amor les comparto mi experiencia, esperando aportar esa
luz y fuerza espiritual a sus vidas, y juntos crear una nueva realidad, en la
salud y la felicidad. Amen.
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